turismo responsable montana de colores

Ubicada a poco más de 100 kilómetros al sur de la ciudad de Cusco, la Montaña de Colores —también conocida como Vinicunca o la Montaña Arcoíris— se alza majestuosa a 5,200 metros sobre el nivel del mar, en plena Cordillera del Vilcanota, entre los distritos de Pitumarca y Cusipata.

Desde su descubrimiento turístico en el año 2015, este colorido destino ha tenido un ascenso de enorme popularidad. En tan solo dos años, pasó de recibir unas pocas decenas de visitantes diarios a acoger a más de 1,000 turistas por día, convirtiéndose en una parada obligatoria en el itinerario de quienes viajan a Perú.

El impacto fue tal que, en agosto de 2017, el portal de viajes Business Insider incluyó a la Montaña de 7 Colores en su prestigiosa lista de «Los 100 lugares que debes visitar antes de morir».

Autoridades que rigen el control de la montaña de colores

Debido a su creciente popularidad, y para garantizar una experiencia segura y sostenible, distintas instituciones peruanas trabajan en la regulación y protección del entorno natural de la montaña.

La Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo (DIRCETUR Cusco) es la entidad encargada de velar por la conservación del paisaje, el control de visitantes, y la preservación de la fauna silvestre en toda la cordillera.

Los municipios de Pitumarca y Cusipata también participan activamente en la fiscalización de agencias de turismo y en el cumplimiento de normas, promoviendo una relación respetuosa y armoniosa entre pobladores, operadores turísticos y viajeros.
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Principios del turismo sostenible en la Montaña de 7 Colores

Para proteger este tesoro natural y asegurar su disfrute por futuras generaciones, se han definido una serie de principios fundamentales de turismo sustentable, que guían el desarrollo de actividades turísticas en la zona:

  1. Protección de los recursos naturales: Está estrictamente prohibida cualquier actividad minera en los alrededores de la montaña. Vinicunca es un bien intangible del país.
  2. Conservación del patrimonio natural: La montaña de colores es un patrimonio inmaterial. Está prohibido subir a la cima o caminar directamente sobre su superficie para evitar su deterioro.
  3. Impulso a la economía local: El turismo genera oportunidades de negocio para comunidades rurales, artesanos, guías locales y productores de alimentos.
  4. Respeto por la cultura andina: Se fomenta una convivencia armónica que valora el conocimiento ancestral, las tradiciones y costumbres de los pueblos originarios.
  5. Control de capacidad de carga: Se busca evitar la sobrecarga turística y minimizar el impacto ambiental, respetando los límites de visitantes diarios.

Visión del turismo en Vinicunca al 2030 y 2040

Las autoridades locales y regionales han establecido una visión a largo plazo para consolidar a la Montaña de Colores como un modelo de turismo sostenible en el país y el mundo:

Para el año 2030:
El turismo en la Montaña Arcoíris garantizará la conservación y uso responsable de los recursos naturales.
Cusco se posicionará como un referente mundial en turismo sostenible, con una distribución equitativa de beneficios económicos y sociales entre las comunidades locales.

Para el año 2040:
DIRCETUR asegurará la preservación de la biodiversidad, a través de programas de capacitación dirigidos a pobladores y visitantes.
Las áreas naturales protegidas de la cordillera del Vilcanota serán espacios intangibles de conservación, gestionados en coordinación con los tres niveles de gobierno.

El objetivo final es garantizar que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de la magia y el color de Vinicunca.

Estrategias para un turismo sustentable en la Montaña de Colores

Para alcanzar estos objetivos, se vienen aplicando estrategias concretas a nivel regional y nacional:

  1. Promoción del turismo de naturaleza, tanto en el Perú como en mercados internacionales.
  2. Innovación en la oferta turística, integrando las necesidades de las comunidades y la identidad cultural de la zona.
  3. Modernización de la infraestructura turística en localidades clave como Cusipata, Pitumarca y otros pueblos cercanos.
  4. Apoyo a emprendimientos sociales y turísticos, especialmente aquellos liderados por pobladores indígenas o rurales.
  5. Desarrollo de proyectos turísticos sostenibles que generen empleo, ingresos y desarrollo local.
  6. Difusión del turismo responsable a través de medios digitales y campañas de concientización dirigidas a turistas, autoridades y agencias.

En resumen…
La Montaña de Colores no solo es un destino fotogénico y viral en redes sociales, sino también un símbolo del compromiso del Perú con el turismo responsable. Visitarla implica admirar su belleza, pero también protegerla y respetarla, entendiendo que su valor no solo radica en sus colores, sino también en la cultura viva, la biodiversidad y el esfuerzo colectivo por conservarla.